La inteligencia artificial conversacional se ha convertido en parte del día a día para millones de personas y empresas. Herramientas como ChatGPT, Copilot o Gemini se usan para responder preguntas, redactar textos, sugerir ideas… e incluso, en algunos casos, como apoyo emocional o legal informal.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué pasa con todo lo que compartes allí?
En una reciente entrevista, Sam Altman, CEO de OpenAI, dejó claro un punto que pocos consideran: las conversaciones con un chatbot como ChatGPT no están protegidas por secreto profesional ni confidencialidad legal, lo que podría tener consecuencias importantes si compartes información delicada.
¿Qué significa esto exactamente?

Cuando hablas con un médico, abogado o terapeuta, existen leyes que protegen la privacidad de esa conversación. En cambio, al interactuar con un modelo de IA, esa protección no existe por defecto.
Altman lo explicó con franqueza: si un usuario comparte un tema delicado con ChatGPT y, más adelante, ese contenido se ve envuelto en una disputa legal, la empresa podría verse obligada a entregar esa información.
Esto abre una conversación crítica sobre la privacidad, los límites éticos y el uso responsable de la inteligencia artificial.
¿Por qué las personas comparten temas tan sensibles con la IA?
La razón es sencilla: los chatbots conversacionales han mejorado tanto que muchas personas los usan como si estuvieran hablando con alguien real. Son accesibles, no juzgan y responden con fluidez. De hecho, estudios recientes muestran que muchas personas usan ChatGPT como sustituto de conversaciones humanas, incluso en contextos emocionales o personales.
Aunque esto refleja el potencial empático de estas herramientas, también implica riesgos sociales y psicológicos, como la dependencia emocional o el aislamiento.
Y lo más importante: todo lo que escribas puede ser almacenado y utilizado para entrenar futuros modelos, a menos que uses la versión empresarial o configures tu cuenta para evitarlo.
¿Qué datos recoge realmente ChatGPT?
OpenAI señala que recopila:
- Prompts y respuestas que introduces.
- Información del dispositivo.
- Datos como correo electrónico, ubicación, historial de actividad e incluso contenido multimedia (imágenes, voz, documentos).

Aunque se habla de “anonimización de datos”, expertos del sector aseguran que las políticas actuales permiten a OpenAI recoger y usar prácticamente todo lo que compartes, salvo que desactives manualmente esta función o pagues por la versión Enterprise.
¿Qué deben tener en cuenta las empresas?
Para negocios que trabajan con datos sensibles —como salud, legaltech, educación o servicios financieros— esta situación plantea un desafío. Si tu equipo usa herramientas de IA sin saber exactamente dónde terminan esos datos, podrías estar exponiendo información crítica sin darte cuenta.
Desde InQidea recomendamos:
- Usar herramientas empresariales con controles de privacidad claros.
- Desactivar el entrenamiento de modelos si se usan versiones gratuitas.
- Leer y comprender las políticas de privacidad antes de integrar IA en procesos clave.
- Formar a tu equipo sobre el uso responsable de la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial conversacional tiene un enorme potencial, pero también exige responsabilidad, claridad y conciencia. No se trata de evitar la tecnología, sino de usarla con inteligencia y criterio ético.
En InQidea, creemos que el futuro de la IA debe construirse sobre valores como la transparencia, la seguridad y el respeto por la privacidad del usuario. Por eso, acompañamos a nuestros clientes en cada etapa de implementación, con un enfoque estratégico, responsable y alineado a los marcos legales.
¿Quieres implementar IA en tu empresa sin poner en riesgo tus datos? Hablemos.
Otras noticias tecnológicas, ‘Nuevas actualizaciones en WhatsApp’.
Estrategias actuales para tu empresa, ‘Tendencias en Diseño Web para Empresas en 2025’.
Seguir explorando nuestro blog.